Lo típico es que empezases a fumar en la adolescencia, por una mezcla de presión de tu grupo de amigos, curiosidad, rebeldía, el deseo de ser mayor, etc.
Durante una época fuiste fumando esporádicamente y poco a poco el consumo de tabaco se hizo más frecuente.
Fumabas más y acabaste fumando cada día.
Hubo un momento en que casi sin darte cuenta “necesitabas” fumar.
En ese momento ya habías creado el hábito de fumar.
Los hábitos se crean a base de repetición y repetición.
La repetición durante un periodo de tiempo, de cualquier comportamiento o pensamiento, positivo o negativo, crea un hábito. Y has fumado y fumado hasta crear el hábito de fumar.
Cuando el cerebro detecta que se repite un comportamiento o un pensamiento, un conjunto de las células de cerebro, llamadas neuronas, empiezan a unirse mediante una serie de conexiones químicas y eléctricas.
Si repetimos suficientemente esto, finalmente las neuronas se unen permanentemente, se forma una “sinapsis” y ya está creado el hábito.
Cuando se crea un hábito es para siempre.
La ventaja de los hábitos es que no hay que esforzarse en hacerlo. Por ejemplo, tu rutina de aseo diario, es algo que haces sin ningún esfuerzo, de forma automática, inconscientemente.
Así es como fumas, cuando das la primera calada del día seguramente notas ese humo caliente que entra en los pulmones, el resto de día no sientes nada.
Fumas automáticamente, inconscientemente, sin darte cuenta, fruto del hábito.
¿Te ha pasado alguna vez que tenías un cigarrillo en la mano y has pensado, “no recuerdo cuando lo he encendido”? ¿En alguna ocasión te has sorprendido con un cigarrillo encendido en el cenicero y otro en la mano?
Es porque fumas inconscientemente, fruto del hábito y sin darte cuenta.
Pero que un hábito sea para siempre no significa que no podamos dejar de fumar, hay millones de personas que han logrado apagar el cigarrillo para siempre.
Los hábitos no se pueden borrar de la mente, lo habitual es sustituirlos o cambiarlos por otros hábitos positivos.
Con el hábito de fumar hay una forma fácil y eficaz de neutralizarlo.
Los hábitos están el subconsciente y la única herramienta conocida para acceder a éste es la hipnosis.
Con mi hipnosis logro desconectar perfectamente el hábito de fumar.
De esta forma el hábito de fumar queda desconectado, inactivo, en el subconsciente, y ya no tenemos el impulso de fumar.
Cuando una persona está en hipnosis tiene un “deseo emocionalizado” de seguir las instrucciones que recibe. Así, doy “órdenes” o instrucciones al subconsciente para desconectar, dejar inactivo el hábito de fumar. Queda el recuerdo del cigarrillo, que es normal, es fruto del hábito. No hay gomas de borrar la mente.
Pero recordar no es igual a fumar. Piensa que en el planeta hay millones de exfumadores que recuerdan que fumaron, pero no fuman. Recordar no es igual a fumar, recordar es sólo recordar.
Con mi hipnosis se evita seguir fumando inconscientemente, debido al hábito de fumar.
El tema de la adicción a la nicotina lo abordaremos en otro artículo.

About the author